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lunes, 16 de abril de 2012

Los omega-3 son eficaces para prevenir y tratar muchas enfermedades crónicas, no sólo las cardiovasculares.


 Diversos estudios clínicos han evidenciado los beneficios de los omega-3 en la salud de la piel, en la prevención de enfermedades cardiovasculares o neuronales, entre otras

La necesidad de tomar ácidos grasos omega-3 a través de la dieta o de complementos alimenticios se confirma cada vez más.

Las evidencias científicas existentes no sólo demuestran sus beneficios cardiovasculares sino también que poseen propiedades que ayudan a prevenir y tratar distintas enfermedades crónicas, como la artritis, la colitis ulcerosa, la diabetes o las patologías neurodegenerativas, entre otras. Así lo ha confirmado Raquel García Fuentes,  miembro de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Zaragoza, vocal nacional de la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (SEFAC) y miembro del grupo de Nutrición de la misma sociedad, en su ponencia.

“Los ácidos grasos Omega-3 EPA y DHA: más allá de la prevención cardiovascular”, celebrada en la tarde de ayer en la sesión “Aula Activa” organizada por Ferrer en el marco del congreso Infarma 2012, a la que asistieron más de 60 profesionales del sector farmacéutico.

Raquel García, ha afirmado en la jornada organizada por Ferrer que “es evidente y demostrable la eficacia de los ácidos grasos omega-3, especialmente del ácido eicosapentaenoico (EPA) y del ácido docosahexaenoico (DHA), en el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, su efectividad en otras áreas de la medicina, como las enfermedades inflamatorias, dermatológicas o cognitivas, no es tan conocida”.

“Los omega-3, están directamente implicados en multitud de procesos metabólicos del organismo, regulando funciones básicas para la salud. Ampliar el ámbito de aplicación y demostrar las evidencias científicas de sus beneficios es altamente necesario en el campo de la prevención médica”.

Un amplio abanico de enfermedades crónicas.

Como han demostrado numerosos estudios científicos, los omega-3 pueden ser eficaces a la hora de prevenir y tratar muchas otras enfermedades crónicas. A nivel del deterioro cognitivo, por ejemplo, diversos estudios clínicos demuestran la mejora sustancial con los suplementos de omega-3 en pacientes con distintos grados de deterioro, desde los más leves a los más severos. “En todos ellos se observa una notable mejora, incluso en casos de enfermedad de Alzheimer, enfermedad de Hunginton o una grave atrofia enfermedad degenerativa cerebral”, afirma Raquel García.

Otra de las áreas donde existen evidencias sobre los beneficios de los omega-3 es en el desarrollo y fortalecimiento de la visión, siendo parte fundamental de las neuronas y de los fotoreceptores de la retina. “La suplementación con omega-3 ha demostrado ser de utilidad en aquellas situaciones con déficits de visión de origen nervioso o neuronal, como la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), la retinitis pigmentosa y otras retinopatías. Incluso en patologías más leves, como pueden ser la sequedad o la fatiga ocular”.

En dermatología, los omega-3 son especialmente útiles las patologías que tienen un componente inflamatorio, como es el caso de la psoriasis, la dermatitis atópica o el acné, y así como en alteraciones provocadas por la exposición a UV, ya que aumentan el umbral de quemadura solar.

Beneficios para la mujer.

En el campo de la mujer, los omega-3 también han demostrado los beneficios de su ingesta en dos etapas tan relevantes como el embarazo y la menopausia.

En el embarazo, los omega-3 pueden prolongar el tiempo de gestación en una media de 1.6 a 2.6 días, reduciendo en un 61% los nacimientos prematuros en embarazos considerados de alto riesgo y también incrementando entre 47g y 54g de media el peso del recién nacido.

En el caso de la menopausia, Raquel García ha destacado “la eficacia de suplementación de omega-3 (EPA) en el control de los sofocos, rediciendo su intensidad y frecuencia y mejorando por tanto la calidad de vida de estas mujeres”.  De hecho, según los datos obtenidos en diferentes estudios, “los resultados entre el grupo de mujeres que habían tomado placebo y aquellas que habían tomado omega-3 difiere hasta 3 puntos en los distintos marcadores analizados”







Aceite de pescado y ejercicio rejuvenecen los músculos envejecidos.

Las adultas mayores podrían reforzar los músculos si combinan la rutina física diaria con suplementos de aceite de pescado.

En un pequeño ensayo clínico, los autores observaron cómo 45 mujeres saludables de 60 años recuperaron fuerza después de tres meses de entrenamiento muscular. Aquellas que, además, ingirieron aceite de pescado, aumentaron aún más su fuerza muscular.

Con todo, se desconoce si esto modifica de alguna manera la vida de las mujeres y, por lo tanto, si conviene asumir el costo y los potenciales efectos adversos de los suplementos.

Catherine Jackson, profesora de kinesiología de la California State University, en Fresno, opinó que los resultados son “curiosos” y merecen más investigación. “Sería cuidadosa con su interpretación”, dijo la especialista, que no participó del estudio.

Para los autores también “deberían interpretarse cuidadosamente” los resultados.

El equipo de Luiz Claudio Fernandes, de la Universidad Federal de Paraná, en Brasil, escribe en American Journal of Clinical Nutrition: “Se necesitan más estudios sobre una muestra más grande y con otras combinaciones de ejercicios y períodos de uso de los suplementos”.

¿QUE EFECTO TIENE EL ACEITE DE PESCADO?

El aceite de pescado, que es rico en ácidos grasos omega 3, es conocido por sus efectos positivos sobre la salud cardíaca. Los suplementos pueden reducir los triglicéridos (un tipo de grasa en sangre) y el riesgo de desarrollar enfermedad coronaria.

Pero también hay pruebas de que el aceite de pescado mejora la función nerviosa y la contracción muscular. De modo que, para los autores, sería “razonable pensar” que el aceite de pescado podría mejorar la respuesta muscular a los ejercicios de fuerza.

Entonces, el equipo dividió en tres grupos a 45 adultas mayores. En uno, las participantes realizaron una rutina muscular tres veces por semana durante tres meses; los otros dos grupos hicieron lo mismo, pero uno tomó 2 gramos por día de aceite de pescado a partir del primer día del programa físico o dos meses antes de iniciar el programa.

La fuerza muscular mejoró en los tres grupos, según revelaron las pruebas de contracción muscular de las piernas. Pero el cambio fue aún mayor en los otros dos grupos.

No obstante, sólo las mujeres que usaron aceite de pescado tuvieron cambios en la actividad nerviosa de los músculos, aunque se desconoce qué significa todo esto para el bienestar de las mujeres.

Las participantes realizaron cuatro test funcionales para determinar la fuerza, el equilibrio, la agilidad y la distancia que podían caminar en 6 minutos. Las usuarias del aceite de pescado tuvieron un rendimiento algo mejor en la prueba en que debían sentarse y pararse de una silla varias veces seguidas y lo más rápido posible.

Mientras que el aceite de pescado es un suplemento seguro en las dosis recomendadas, puede tener efectos adversos; el más común es el mal aliento, la acidez estomacal, las náuseas y la diarrea.

Las dosis más altas (3 gramos por día o más), según informan los Institutos Nacionales de Salud, interferirían con la coagulación sanguínea y elevarían el riesgo de hemorragias internas.

FUENTE: American Journal of Clinical Nutrition,  2012


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